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CC.OO y UGT renuncian a la reivindicación en el acuerdo suscrito con la CEOE para el año 2007

2007/01/31

Por sexto año consecutivo los sindicatos CC.OO y UGT cierran con la patronal un acuerdo sobre negociación colectiva a nivel del Estado. Estos sindicatos llaman “moderación salarial” a la pérdida de poder adquisitivo cuando los beneficios empresariales baten récords.
 

El propio texto suscrito habla de “dar continuidad a los criterios recogidos en los acuerdos anteriores” y los firmantes del acuerdo manifiestan su interés “en trasladar una visión compartida sobre la realidad económica”. A partir de esos principios solo cabe extraer una conclusión: UGT y CC.OO renuncian a la reivindicación. En una coyuntura de crecimiento económico en la que la precariedad se extiende a la mayoría de colectivos que ingresan en el mercado de trabajo, este acuerdo nada dice sobre eso y plantear para estos colectivos referencias de incremento salarial parejos a la inflación prevista por el Gobierno (2%) es una simple tomadura de pelo, en opinión de ELA.

En función de los parámetros establecidos para la negociación colectiva del año 2007 ese acuerdo es completamente inútil para dar solución a las situaciones de precariedad; el acuerdo solo sirve para consolidar la posición de privilegio de que dispone la patronal.

ELA opina, que mediante la sucesión de acuerdos como este, esos sindicatos renuncian a que mediante la negociación colectiva -confrontado con la patronal- se puedan plantear alternativas y soluciones –perfectamente posibles- a las situaciones de precariedad. El margen para la reivindicación sindical va mucho más allá de los parámetros de ese acuerdo.

Los propios datos oficiales certifican con claridad qué está pasando con los salarios y los beneficios empresariales. Pues bien, esos datos resultan completamente indiferentes para quienes firman este tipo de acuerdos. Resulta grotesco, que se reconozca que los salarios medios, como consecuencia del avance de la precariedad, están subiendo por debajo de la inflación (perdiendo poder adquisitivo) y que se renuncie al instrumento básico que tiene el sindicalismo –la negociación colectiva- para tratar de alterar ese situación con planteamientos reivindicativos más exigentes.

No puede pasar desapercibido para ELA la apuesta que en este acuerdo se hace por los marcos de negociación estatal (de sector y de empresa), en un momento en que resulta obvio que dichos ámbitos, de indiscutible debilidad sindical, son utilizados por la patronal para imponer condiciones de trabajo cada vez peores y para negar la apertura de otros ámbitos de negociación más favorables y más cercanos a la reivindicación de los propios trabajadores y trabajadoras.

El acuerdo, en definitiva, es el resultado de un modelo sindical burocrático que desprecia la participación de la gente y que renuncia a la movilización.

ELA valora de manera muy negativa este acuerdo y rechaza que el mismo vaya a tener validez en el ámbito de Hego Euskal Herria. Para ELA, resulta obvio que para quienes deseamos poner coto a la precariedad y luchamos por un reparto más justo de la riqueza, ese tipo de acuerdos no debe ser ningún referente a tener en cuenta al reivindicar.

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